En
ese instante la puerta se abrió inesperadamente y dejó pasar a ...
una chica de mi edad, vestida con un coqueto vestido y hermoso
cabello castaño rojizo recogido en una trenza de espiga baja, una
pelirroja cuyo color de pelo ni persona no se daba por estas zonas ni
en otro lado. Esa era Melody Hershel, entrando con su pasos delicados
decorados con las manoletinas con lacitos. Levantó su cesta, la
colocó boca abajo y sacudió con energía, y nada del interior chocó
contra el suelo. Sonrió victoriosa, y casi me pareció que las pecas
de su piel brillaban de júbilo.
-¡Lo he conseguido, familia de Jack! -nos dijo a todos con sus ojos de verde intenso.
-¡Genial, lo has vaciado entero! -le felicitó mi padre aplaudiéndola, y ella hizo una elegante reverencia y dio las gracias.
Melody
venía de un pueblo del Muro Rose que, según ella, está entre los
distritos Orvud y Stohess y los distritos Karanese y Nedlay.
Resumiendo, por el noreste. Sus padres permitieron que nos
acompañara, ya que no tenían nada que hacer. La conocí, como
siempre, en su villa mientras viajaba por trabajo.
-¡Eh, Jack! -me llamó.- ¿Lo has visto?
Asentí
y ella continuó hablando.
-He hecho bastante en muy poco tiempo, aunque no tan rápido como tú -se secó el sudor de la frente y se acercó a mí. Sacó el dinero recaudado y yo le di mi recaudación, que se suponía que es la misma cantidad, y Mellie se la entregó a mis padres.
Después vino hacia mí de vuelta y nos sentamos en el suelo, ya que todos los asientos estaban ocupados. Mellie se tumbó hacia arriba y extendió los brazos. Imité su postura a su lado y suspiramos exhaustas a la vez. Miramos el techo mientras los demás parientes conversaban. Nosotras esperábamos al último que faltaba por aparecer para salir a explorar el distrito.
A Patrick. Él era un chaval de mis años bastante peculiar. Desencajaba en la vida que le había tocado. Hijo de una acaudalada familia empresaria del distrito Yalkel, escapó hace poco tiempo de su maravilloso hogar, lleno de beneficios y vacío de preocupaciones, por poseer el sentimiento de las aventuras. Y, justo en el mismo distrito de Mellie, nos lo encontramos, feliz y sereno, perdiéndose por el terreno. Nos habló de sus sueños de conocer a muchísima gente, que la del centro era siempre la misma, rígida y harta de riqueza. Melody le ofreció su mano y él la estrechó encantado.
Sin
embargo, sus defectos eran de los peores. Y uno de ellos era tener
genes de caracol y tortuga. Lo estaba demostrando.
-¿Va a tardar mucho? -me preguntó Mellie.
-No debería, pero sí.
Entonces
se me ocurrió una idea. Me levanté y salimos del cuarto a toda
velocidad. Melody intuyó mi plan, por lo que se soltó de mí y
corrió a mi lado. Jadeando por lascalles
de Shingashina, cuestionó:
-¿Dónde crees que se habrá metido Rick?
Traté
de mentalizar su pregunta, pero no obtuve nada. Simplemente seguí
avanzando.
Después
de un rato, me paré. No había una respuesta clara para hallarlo,
pero probar antes de que se termine la tarde iba a ser muy cansado.
Necesitaba recuperar fuerzas, y me giré para ver cómo se encontraba
Melody. Pero ya no estaba conmigo. Volví sobre mis pasos lo más
rápido posible y, afortunadamente, se había detenido unas calles
atrás, agachada y recogiendo algo de la acera de baldosas de piedra.
-¡Mellie...! -grité su nombre.
-Son varrewix -me dijo, y me alramé tanto como ella lo aparentaba-. O algo malo le ha ocurrido o ha vuelto a descuidarse.
-Ambas cosas -opté yo-. Vamos, si seguimos el rastro seguro que le encontramos. Y no te olvides de recogerlas todas.
Justo antes de llegar al destino al que las flores nos dirigían, escuchamos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario