Ella y yo estábamos de acuerdo en una cosa: los amigos no se dejan atrás.
-¡Maldito insolente! -sonó una voz, y por poco me tropecé del desconcierto.
Otra vez no -retumbó en mi cabeza.
-¡Acaudalado de mierda!
El oído se fusionó con la vista que contemplamos con nuestros ojos. Reconocí al mismo señor indignado que me amenazó pegando con furia el estómago del pobre Rick cuya voz no enlacé hasta ver salir las horrendas palabras de su boca que me sonaron a un silencio mortal. Las callé, pero me cortaron como una cuchilla. Sentí menos pena cuando el otro hombre sacudió un palo de aspecto pesado sobre el cráneo de la víctima.
Jamás quise que esto llegara a pasar.
Nunca deseé notar las lágrimas de Mellie caer.
Y Patrick ya ha tenido bastante que sacrificar.
-Basta -dije bien alto. Pétrea e inexpresiva, los dos adultos se centraron en una niña de 10 años. Patrick se derrumbó insconciente con una línea de sangre cruzándole el rostro. Tuve el impulso de correr hacia él y llevármelo de aquí cuanto antes y curarle, pero los abusores mantenían una posición de obstaculización. Demasiado ingenuos para pensar que se van a librar de nosotras.
El ya conocido me saludó:
-¡Pero si la revolucionaria floral es la noviecita del príncipe majestuoso! -rio con ganas.
Apreté los puños para contenerme. Melody dio un paso adelante y tomó la palabra.
-Discúlpenos, señores. Pero si les digo la verdad, creer que este niño ya haya heredado vuestro ansiado dinero con los tratamientos, servicios y alimentación del muro interior es una idea muy descabellada, ¿no les parece?
-¡Anda con la chavala pelirroja! -comentó el que poseía el bate ensangrentado.
-Un momento, Harry -le interrumpió su compañero-. Quiero ver qué sorpresa nos traen esta vez las chiquillas.
-No va haber lugar ni tiempo para las sorpresas, por desgracia. El crío huyó de casa, eso es todo.
-El origen se guarda para los que lo toleran. Ahora es uno igual que vosotros o incluso, inferior. Trabaja para nuestra familia y con lo que gana obtiene su pan cada día -añadí enfurecida.
Melody me hizo una seña para que cerrase la boca.
-Es suficiente.
Lo siguiente fue que los pueblerinos se apartaron y se quedaron mirando cómo cargábamos con Rick cuestas arriba hasta divisar la fuente de la plaza más próxima y popular, para obtener más protección. Nuestro amigo se despertó mientras le lavábamos las heridas con agua, pero no soltó ni una palabra. Otro líquido emergió de sus preciosos ojos plateados.
-Por qué...
-No lo empieces de nuevo -le objeté cariñosamente.Melody dijo que su antiguo ser que vivía en una mansión se mostraba sin que lo supiera el nuevo Rick, el Rick que todos queríamos. Y era cierto. Su manera de caminar, sus expresiones, su acento, su comportamiento, su singular belleza. Para mí no tenía que hacer ningún cambio, incluso con el pelo alborotado y restos de polvo sucio no le hacían perder ni un ápice de la riqueza que desprendía. Y es que él era así: un chico de familia rica con aire de aventurero.