Do you understand?

domingo, 2 de agosto de 2015

Rising Blades-Capítulo 1:El destino (Parte 4)

Justo antes de llegar al destino al que las flores nos dirigían, escuchamos unos gritos de dolor mezclados entre insultos y rítmicos golpes contra un cuerpo. Esos choques iban al compás de los latidos de mi corazón como un martillo clavándome clavos en el pecho. Aumenté mi velocidad y mis piernas parecían ir solas, casi deslizándose por la acera. Estuve a punto de creerme que estaba volando, hasta que Melody se agarró a mi mano más lenta y me acompañó en la carrera, temblando llena de nerviosismo.

Ella y yo estábamos de acuerdo en una cosa: los amigos no se dejan atrás.

-¡Maldito insolente! -sonó una voz, y por poco me tropecé del desconcierto.


Otra vez no -retumbó en mi cabeza. 

-¡Acaudalado de mierda!

El oído se fusionó con la vista que contemplamos con nuestros ojos. Reconocí al mismo señor indignado que me amenazó pegando con furia el estómago del pobre Rick cuya voz no enlacé hasta ver salir las horrendas palabras de su boca que me sonaron a un silencio mortal. Las callé, pero me cortaron como una cuchilla. Sentí menos pena cuando el otro hombre sacudió un palo de aspecto pesado sobre el cráneo de la víctima.

Jamás quise que esto llegara a pasar.

Nunca deseé notar las lágrimas de Mellie caer.

Y Patrick ya ha tenido bastante que sacrificar.

-Basta -dije bien alto. Pétrea e inexpresiva, los dos adultos se centraron en una niña de 10 años. Patrick se derrumbó insconciente con una línea de sangre cruzándole el rostro. Tuve el impulso de correr hacia él y llevármelo de aquí cuanto antes y curarle, pero los abusores mantenían una posición de obstaculización. Demasiado ingenuos para pensar que se van a librar de nosotras. 
El ya conocido me saludó:
-¡Pero si la revolucionaria floral es la noviecita del príncipe majestuoso! -rio con ganas.
Apreté los puños para contenerme. Melody dio un paso adelante y tomó la palabra.
-Discúlpenos, señores. Pero si les digo la verdad, creer que este niño ya haya heredado vuestro ansiado dinero con los tratamientos, servicios y alimentación del muro interior es una idea muy descabellada, ¿no les parece?
-¡Anda con la chavala pelirroja! -comentó el que poseía el bate ensangrentado. 
-Un momento, Harry -le interrumpió su compañero-. Quiero ver qué sorpresa nos traen esta vez las chiquillas.
-No va haber lugar ni tiempo para las sorpresas, por desgracia. El crío huyó de casa, eso es todo.

-El origen se guarda para los que lo toleran. Ahora es uno igual que vosotros o incluso, inferior. Trabaja para nuestra familia y con lo que gana obtiene su pan cada día -añadí enfurecida.

Melody me hizo una seña para que cerrase la boca.

-Es suficiente.

Lo siguiente fue que los pueblerinos se apartaron y se quedaron mirando cómo cargábamos con Rick cuestas arriba hasta divisar la fuente de la plaza más próxima y popular, para obtener más protección. Nuestro amigo se despertó mientras le lavábamos las heridas con agua, pero no soltó ni una palabra. Otro líquido emergió de sus preciosos ojos plateados.
-Por qué... 
-No lo empieces de nuevo -le objeté cariñosamente.
Melody dijo que su antiguo ser que vivía en una mansión se mostraba sin que lo supiera el nuevo Rick, el Rick que todos queríamos. Y era cierto. Su manera de caminar, sus expresiones, su acento, su comportamiento, su singular belleza. Para mí no tenía que hacer ningún cambio, incluso con el pelo alborotado y restos de polvo sucio no le hacían perder ni un ápice de la riqueza que desprendía. Y es que él era así: un chico de familia rica con aire de aventurero.


domingo, 21 de junio de 2015

Rising Blades-Capítulo 1:El destino (Parte 3)

En ese instante la puerta se abrió inesperadamente y dejó pasar a ... una chica de mi edad, vestida con un coqueto vestido y hermoso cabello castaño rojizo recogido en una trenza de espiga baja, una pelirroja cuyo color de pelo ni persona no se daba por estas zonas ni en otro lado. Esa era Melody Hershel, entrando con su pasos delicados decorados con las manoletinas con lacitos. Levantó su cesta, la colocó boca abajo y sacudió con energía, y nada del interior chocó contra el suelo. Sonrió victoriosa, y casi me pareció que las pecas de su piel brillaban de júbilo.
-¡Lo he conseguido, familia de Jack! -nos dijo a todos con sus ojos de verde intenso.
-¡Genial, lo has vaciado entero! -le felicitó mi padre aplaudiéndola, y ella hizo una elegante reverencia y dio las gracias.

Melody venía de un pueblo del Muro Rose que, según ella, está entre los distritos Orvud y Stohess y los distritos Karanese y Nedlay. Resumiendo, por el noreste. Sus padres permitieron que nos acompañara, ya que no tenían nada que hacer. La conocí, como siempre, en su villa mientras viajaba por trabajo.
-¡Eh, Jack! -me llamó.- ¿Lo has visto?

Asentí y ella continuó hablando.
-He hecho bastante en muy poco tiempo, aunque no tan rápido como tú -se secó el sudor de la frente y se acercó a mí. Sacó el dinero recaudado y yo le di mi recaudación, que se suponía que es la misma cantidad, y Mellie se la entregó a mis padres. 
Después vino hacia mí de vuelta y nos sentamos en el suelo, ya que todos los asientos estaban ocupados. Mellie se tumbó hacia arriba y extendió los brazos. Imité su postura a su lado y suspiramos exhaustas a la vez. Miramos el techo mientras los demás parientes conversaban. Nosotras esperábamos al último que faltaba por aparecer para salir a explorar el distrito. 
A Patrick. Él era un chaval de mis años bastante peculiar. Desencajaba en la vida que le había tocado. Hijo de una acaudalada familia empresaria del distrito Yalkel, escapó hace poco tiempo de su maravilloso hogar, lleno de beneficios y vacío de preocupaciones, por poseer el sentimiento de las aventuras. Y, justo en el mismo distrito de Mellie, nos lo encontramos, feliz y sereno, perdiéndose por el terreno. Nos habló de sus sueños de conocer a muchísima gente, que la del centro era siempre la misma, rígida y harta de riqueza. Melody le ofreció su mano y él la estrechó encantado.

Sin embargo, sus defectos eran de los peores. Y uno de ellos era tener genes de caracol y tortuga. Lo estaba demostrando.
-¿Va a tardar mucho? -me preguntó Mellie.
-No debería, pero sí.
Entonces se me ocurrió una idea. Me levanté y salimos del cuarto a toda velocidad. Melody intuyó mi plan, por lo que se soltó de mí y corrió a mi lado. Jadeando por lascalles de Shingashina, cuestionó:
-¿Dónde crees que se habrá metido Rick?

Traté de mentalizar su pregunta, pero no obtuve nada. Simplemente seguí avanzando.

Después de un rato, me paré. No había una respuesta clara para hallarlo, pero probar antes de que se termine la tarde iba a ser muy cansado. Necesitaba recuperar fuerzas, y me giré para ver cómo se encontraba Melody. Pero ya no estaba conmigo. Volví sobre mis pasos lo más rápido posible y, afortunadamente, se había detenido unas calles atrás, agachada y recogiendo algo de la acera de baldosas de piedra.
-¡Mellie...! -grité su nombre.
-Son varrewix -me dijo, y me alramé tanto como ella lo aparentaba-. O algo malo le ha ocurrido o ha vuelto a descuidarse.

-Ambas cosas -opté yo-. Vamos, si seguimos el rastro seguro que le encontramos. Y no te olvides de recogerlas todas.

Justo antes de llegar al destino al que las flores nos dirigían, escuchamos...

jueves, 11 de junio de 2015

Rising Blades-Capítulo 1:El destino (Parte 2)

Jack

Distrito de Shingashina

-¿Una flor, señor? -le pregunté al caminante, ofreciéndole uno de mis productos.

El señor, de mediana edad, se detuvo y observó la planta que portaba en mi mano.
-Ah, debes de ser la hija de los floristas que se están haciendo tan populares -respondió él bruscamente-. ¿Hoy estáis por aquí?
-En efecto, señor -afirmé.

Él soltó un bufido y soltó el precio justo de la flor en mi otra mano, añadió un poco de más y agarró su compra.
-Solo porque a mi mujer le apetecía tener una de estas en casa -declaró. Se puso a mi altura y se dirigió a mí en voz baja-. Por mí, y por la propina que te he dado, tú y tus padres os marcharéis mañana mismo. ¿Entendido?

Asentí. El hombre me miraba con unos ojos que despreciaban todo mi ser.
-Debéis comprender que la sociedad está conforme con la situación actual -continuó. Me mantuve en silencio, sin poder mirarle a los ojos, con la cabeza baja y el ánimo cayendo cada vez que más argumentos salían de su boca y me atacaban.-. Si no, ya se habría rebelado por salir de estas barreras en este tiempo.

Dicho eso, se levantó sin dejar de perder la mirada de arrogancia fijada en mí y creó una sonrisa forzada.
-En fin -me sonrió con falsedad-, disfruta de tu vida, pequeña.

Se dio la vuelta y pude vislumbrar su encorvada espalda alejándose de la calle. Yo abrí las palmas de mis manos. Una estaba vacía, y en la otra, varias monedas estaban posadas en ella. Medité, aquella conversación no había sido normal.

Desde que había llegado al último distrito de la gira de nuestro negocio, la gente tenía una personalidad muy mezclada. Estar viviendo al límite del exterior, mas sabiendo que se encontraban a salvo... debía de confundirles.

Nosotros, mi madre, mi padre y yo, no teníamos ninguna intención en transformar la visión del mundo mediante nuestro trabajo. Con el paso del tiempo, en los viajes, los pueblerinos relacionaban nuestras flores con un símbolo de esperanza. Las vallewich eran típicas en mi villa por su alta resistencia y duración. No eran especialmente elegantes o atractivas, sino de tamaño pequeño, de un color plano y una sola capa de pétalos. Lo más destacado de ellas era su olor, desconocido para los habitantes del sur, que traían el aroma fresco de nuestra zona. Aquí, alegraban un poco el ambiente de los hogares.

Fui a sacar otra vallewich del cesto que cargaba en mi brazo izquierdo, cuando noté que ya se había vaciado. Suspiré. La jornada había acabado, aunque no con el estado habitual que esperaba.

Si mis padres también habían agotado sus existencias, regresaríamos a casa después de 6 años. Apenas recordaba algo sobre ella, habíamos deambulando por tantos lugares que se habían disipado los pocos recuerdos que guardaba de mi hogar, pero sentía la atracción de mi morada natal.

Aun así, había algo más importante en esos momentos. Después de ir a la posada a informar a mis padres, pasaría la tarde con Rick y Melly. Solo faltaba que ellos hubieran terminado y, además, encontrarles si lo anterior no ocurría.

Me dirigí a la plaza principal del distrito y entré en la posada donde nos estábamos hospedando. Los clientes ya estaban bebiendo sentados en sus taburetes, riendo de lo más absurdo y abscenos a lo demás. Entre la multitud me abrí paso y subí las escaleras que me llevaban a las habitaciones.

Me acordé de que la puerta estaba situada al fondo del pasillo a la izquierda, por lo que seguí mi memoria y llamé a la puerta suavemente. Oí un “pase” con un tono femenino. Cuando mi acceso fue permitido, giré el picaporte y empujé la gruesa hoja de madera.

La sala era amplia para un número tan reducido de personas y había varios muebles a disposición de los huéspedes. En uno de ellos, una sencilla cómoda, deposité mi cesto de mimbre hecho a mano listo para rellenar y avancé unos pasos para reencontrarme con mis padres. Tras reconocerme, mi padre me saludó:
-Hola, cielo -dijo con dulzura-. ¡Vaya! ¡Qué rápido has acabado tu turno!

Mi madre no estaba tan sorprendida, en cambio, no se había dado cuenta de mi presencia. Estaba charlando con su hermano, ya que mis tíos han decidido seguir nuestra ruta para comercializar con la madera, su oficio familiar. Tenía a mi prima adormilada, Gwen, apoyada en sus piernas y rodeándola con sus brazos, mientras hablaba con su hermana menor. Su marido carraspeó un poco y la mujer reaccionó. Me miró y la alegría inundó su rostro.
-¡Hija, querida mía! -antes de que pudiese seguir hablando un invitado la interrumpió.
-¡Jack!

El mellizo de Gwen y mi primo Gilbertn saltó del sofá y vino corriendo a abrazarme con locura.
-¿Qué tal, Gil? Has crecido un montón desde la última vez -le acaricié el pelo rizado -. ¡Ya me vas a alcanzar!

La risa de Gilbert me contestó. Vergonzoso, regresó con su madre, que me comunicó un mensaje.
-Jack, si buscas a tus amigos...


En ese instante la puerta se abrió inesperadamente y dejó pasar a ...  

Rising Blades-Capítulo 1: El destino (Parte 1)

Jack
Siempre tuve aquella sensación. De que nos habíamos adentrado en una trampa de la que no podíamos escapar. Encerrados en un espacio que nos mantenía insconscientes, vivos y controlados. Percibí el peligro a una edad muy temprana, al contrario de los demás, que lo recibieron tan tarde como atemorizados.
Lo vi, vi cómo despertaban del sueño. Dejaban de soñar, pero todavía no habían tolerado la realidad. Esos cien años no habían beneficiado lo suficiente.

Nada había cambiado.


domingo, 7 de junio de 2015

Una broma de mal gusto

Aunque en realidad Selena y Jack se llevan bien, me imaginé a Selena con un lado perverso, lo contrario a ella (por el momento) y que se metía con Jack cuando se unió a el Cuerpo de Exploración por su apodo.
Y aquí hay un fallo por si acaso no os dáis cuenta: Petra y Selena no pueden estar al mismo tiempo, así que solo debería estar una de las dos, pero como Jack no tiene ni a Patrick ni a Melody allí, para mí Petra era la más idónea para charlar. Aquí veréis que entre Selena y Erwin... ejem <3 Y las pullas que se hacen las dos mujeres... :O 

Chibi Melody

:D no está muy bien coloreado pero es súper mono...

Un boceto cualquiera

Os traigo esta prueba para ver cómo funcionaba el Mypaint en mi Linux :) a ver si os gusta jeje